BARROCO HISPANOAMERICANO
“La ciudad hispanoamericana en el período barroco estuvo sujeta al fuerte condicionamiento de la estructura urbana previa, homogénea, sin acentos ni contrastes, con un único elemento diferenciado: la plaza central.
En el período barroco, el crecimiento poblacional, el enriquecimiento funcional derivado del aumento de las actividades urbanas, el uso alternativo, permanente o efímero de los espacios públicos y el nuevo paisaje urbano resultante de la suma de las fachadas de los edificios barrocos, todo ello cualificó la estructura urbana de la cuadrícula neutra del siglo XVI, transformándola en un espacio barroco a la española o a la hispanoamericana.
Las transformaciones arquitectónicas produjeron la construcción paulatina del paisaje urbano. La edificación de la traza vacía se había cumplido en Lima ya en el siglo XVII...“ Nicolini(2005) “La ciudad hispanoamericana, medieval, renacentista y americana“. Pag 1095.


En el contexto de la América hispana durante la época barroca, se pueden identificar ciertas características arquitectónicas y urbanísticas que se repiten con fuerza en varias ciudades importantes. Uno de los elementos más representativos es el diseño de la Plaza Mayor, que cumple un papel central no solo en la vida cívica, sino también en la estructura simbólica del poder. En ciudades como Lima, esta plaza no es simplemente un espacio abierto, sino el núcleo desde el cual se articulan las instituciones políticas, religiosas y administrativas. A su alrededor suelen encontrarse los principales conventos e iglesias, conformando un eje de poder que concentra funciones clave y deja al resto del tejido urbano en una posición subordinada o periférica.
Otro rasgo destacado es el tratamiento de las calles que desembocan en estos espacios principales. A través de la unificación estilÃstica de las fachadas de los edificios —ya sea mediante la repetición de elementos decorativos, la regularidad en las alturas o el uso de materiales similares— se logra una fuerte intención escenográfica y de orden visual. Esto permite reforzar la perspectiva y dirigir la mirada hacia el centro simbólico del poder.La fachada de los templos, concebida muchas veces como un retablo monumental, domina el entorno de la plaza con su carácter teatral y decorativo, afirmando la presencia de lo sagrado en medio de lo cotidiano. Este uso de la fachada como un elemento escenográfico es una de las expresiones más potentes del barroco en el espacio urbano americano.